AJKO I: La desmemoria

Hay muchas cosas que me dan asco, cada día desafortunadamente encuentro nuevas, pero si me preguntan, ey tú, poeta, cual es de todas las que más repugnancia te da, sin dudarlo un instante diría que la desmemoria.

Y si esa persona preguntona insistiría preguntándome las razones de esta respuesta, diría que la desmemoria clava en la cruz la justicia y la historia.

Y
que nada, nada, nada, mejora si no se señala con contundencia a los
matones de otros tiempos, las fosas sembradas de cráneos, los niños
huérfanos, los paredones en los cementerios, la muerte anacrónica y
bestial del ayer reciente.


Y
que nada, nada, nada, mejora si no se señala con contundencia a los
matones de otros tiempos, las fosas sembradas de cráneos, los niños
huérfanos, los paredones en los cementerios, la muerte anacrónica y
bestial del ayer reciente.

Diría
que los pueblos olvidadizos repiten las masacres, diría que esto les
ocurre una y otra vez, diría que la desmemoria es una enorme
derrota.

Diría
que los olvidos, esos lapsus criminales, esta mirada tuerta, esta fea
costumbre de hacer borrón y cuenta nueva nos deja con el presente en
pelotas, a la deriva, deja a los matones y a sus herederos vía libre
para repetir con impunidad los holocaustos.

Y
esto es realmente lo que me da asco, saber que si no nos arrancamos
de cuajo la desmemoria nos traerá a casa más y más sangre
derramada.

AJKO II: La Religión

Si
por alguna razón alguien quisiera saber cuál es el asco que esta
poeta pone en segundo lugar en su larga lista de ascos pues sin
dudarlo diría que es la religión y me explico:

No
es que sea mi gusto derribar iglesias ni tirar de la falda a las
monjas ni a los frailes, no, no se trata de eso, simplemente me
parece que la religión que yo conozco, tal y como la he vivido,
llenó mi infancia de resignación y de culpa, mostró el dolor como
algo que había que santificar y todo esto hoy me da asco, tanta
sangre beatificada, me asquea.

Esta
ideología ata en corto, pretende dejar a la miseria con la manos
extendidas, ávidas de caridad, pretende el golpe en el pecho, el
rezo para dentro, dice a los pueblos que esperen de rodillas, que hay
un paraíso que nadie ha visto, dice eso del ojo por ojo, diente por
diente.

Dice
que las mujeres no valen pa nà, que la pobreza es una prueba que
hay que aceptar sin rechistar, que la justicia sólo puede ser
divina, dice que hay que temer a dios más que al peor dictador, dice
que el placer es un pecado, que todo en la vida tiene su castigo por
no ser buenos.

Dice
que somos sus ovejas y unos sátrapas, nuestros pastores, dice que
hay que tener compasión y ellos maltratan a sus jefes ancianos no
dándoles la jubilación, dicen que no usemos condón, que ellos
saben lo que es mejor.

Son
pocos, muy pocos entre ellos los que insisten diciendo que hay que
bajar al pueblo de la cruz, y es curioso, a estos pocos que desafían
los envían al paredón.

Por
todo esto me dan asco, porque su propósito es sostener los
privilegios de los de siempre con el silencio de los empobrecidos.

Me
dan asco porque prometen un cielo a los que mueren en este infierno
y los muy cabrones saben que es un espejismo.

Silvia
Delgado