Artículo de opinión de Rafael Fenoy

Talibandia, que es la tierra de los “talibanes”, porque no sólo en Afganistán se encuentran, ya que toda aquella persona que siembra el terror se le denomina “talibán”. ¿Qué terror tendrán las gentes de Kabul, por ejemplo, ante la sorpresiva retirada de las tropas norteamericanas? Las noticias recientes desde Afganistán están sumiendo al mundo en general en un mar de confusión. Las recientísimas declaraciones de Joe Biden (presidente de EEUU) no vienen a poner claridad en este acontecimiento global. “El presidente estadounidense defendió su decisión de retirar las tropas de su país después de 20 años de intervención militar y responsabilizó al Gobierno y Ejército afganos por no defender la nación del asedio de los extremistas, que se hicieron con el dominio rápidamente.” Joe ha dado pocas, por decir algo, explicaciones, porque, aunque en la canción “20 años no es nada” en ese tiempo han muerto millones de personas en esa agreste, inhóspita u olvidada tierra, que ha tenido la mala fortuna de estar justo en medio de grandes intereses de los denominados “geoestratégicos”. Sin mencionar, por no irse muy lejos al Imperio Británico, la gran potencia de la Rusia, por entonces soviética, se enfrasco en una guerra de 10 años en Afganistán, entre abril de 1978 y abril de 1992, apoyando al gobierno de la República Democrática de Afganistán contra los rebeldes afganos musulmanes, llamados entonces “muyahidines” que eran apoyados, para asombro de propios y extraños, por Estados Unidos. Armas, dinero, entrenamiento militar y de sabotaje se ofrecieron a estos “muyahidines” (Bin Laden era uno de ellos) que después “morderían la mano que les daba de comer” en el 11 S (¿si es que fueron en realidad quienes perpetraron el atentado?) Y ahora como entonces y como ocurrió en Vietnam, con la caída de Saigón en abril de 1975, ¿la “inteligencia” norteamericana”, se desayuna con la sorpresa?

Esta “inteligencia” fue conformada por el Presidente Ronald Reagan en 1981, y está formada por agencias gubernamentales tanto civiles, como principalmente militares, entre las que se encuentran: La Agencia Central de Inteligencia (CIA), las dependientes del Departamento de Defensa: Agencia Nacional de Seguridad (NSA). Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO). Agencia Nacional de Imágenes y Mapas (NIMA). Inteligencia de la Fuerza Aérea (AFI).  Inteligencia Militar (MI). Oficina Naval de Inteligencia (ONI). Inteligencia del Cuerpo de Marines (MCIA). Inteligencia de la Guardia Costera (CGI). Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA). Y así hasta completar 14 (OICI, FBI, DEA, INR o la OIA).

El presidente Biden parece olvidarse de aquellas razones esgrimidas en su día por EEUU precisamente para invadir Afganistán. Algunos líderes políticos, que también se han desayunado, según todo parece indicar, con la debacle, recuerdan la necesidad de seguir luchando contra el “terrorismo” como el presidente francés, Emmanuel Macron, o la necesidad de proteger a los civiles, como apunta la canciller alemana Ángela Merkel.

Afganistán era una guerra olvidada, que visitaba los hogares de tarde en tarde, en tristes películas de guerra, o por las trágicas noticias de militares españoles, muertos en esa tierra. ¿Para qué tantos muertos? ¿Para qué tanto sacrifico de miles de familias españolas que han tenido en España el miedo en el cuerpo ante la posibilidad real de perder al ser querido que luchaba?  ¿Por la libertad? ¿Por un mundo más seguro?… Joe Biden debería aclararles a quienes lucharon y a las familias de quienes murieron ¿para qué tanto sacrificio?

Biden debe dar respuestas a las decenas de miles de mujeres en el mundo que están clamando por la defensa de los derechos humanos de las mujeres afganas, abandonadas a su suerte. El Sr. Presidente de USA debe responder por qué el gran “problema” talibán en el marco del terrorismo internacional, ya no es un problema.   ¿Qué motivó la invasión norteamericana de Afganistán? ¿Desde cuándo el alto mando Estadounidense había decidió abandonar a los afganos? Debe aclarar las cuentas para concretar: ¿Si en los 1000 millones de dólares, que dice haber gastado EEUU, se contabilizan el valor de las vidas que allí se perdieron? ¿Si han sumado la destrucción causada a ese pueblo?  ¿Qué parte de ese enorme gasto se ha usado en las comisiones de las grandes empresas de armamento, los beneficios del tráfico negro de armas y drogas, que pagan las guerras…?

Y sobre todo Biden debe preguntarse: ¿Por qué gentes del mismo pueblo afgano se comportan tan contradictoriamente: Unos se retiran en desbandada, otros luchan hasta la muerte ¿Cómo es posible que un ejército de 300 mil militares, formado durante años por la primera potencia militar del mundo, se deshaga en 2 días? Y sobre todo ¿Qué hacer con tanta población afgana que desea vivir en libertad y en paz? Aunque esta pregunta ya se la ha contestado, dejándolas al pairo de “negras tormentas que agitan los mares”. La llamada comunidad internacional tiene un serio problema de humanidad. ¿Qué ocurrirá en Talibandia?


Fuente: Rafael Fenoy Rico