Una empresa cierra una fábrica en San Blas a los 27 días de comprarla
La brillante iniciativa empresarial de Manuel Rico, un pionero que en 1971 creó una empresa de circuitos electrónicos que llegó a emplear a 1.000 personas, está a punto de morir. El empresario logró rentabilizar su iniciativa (vendió en 2001 la empresa a la multinacional Tyco por 30.000 millones de pesetas), pero los 364 trabajadores de la fábrica de la calle de Julián Camarillo (San Blas) van a ser despedidos en las próximas semanas. Sólo los 31 comerciales de la empresa mantendrán su puesto de trabajo.
Una empresa cierra una fábrica en San Blas a los 27 días de comprarla

La brillante iniciativa empresarial de Manuel Rico, un pionero que en 1971 creó una empresa de circuitos electrónicos que llegó a emplear a 1.000 personas, está a punto de morir. El empresario logró rentabilizar su iniciativa (vendió en 2001 la empresa a la multinacional Tyco por 30.000 millones de pesetas), pero los 364 trabajadores de la fábrica de la calle de Julián Camarillo (San Blas) van a ser despedidos en las próximas semanas. Sólo los 31 comerciales de la empresa mantendrán su puesto de trabajo.

Denali Partners, una empresa que no fabrica nada y que se dedica al mundo de la consultoría y la inversión, ha comunicado al comité de empresa su decisión de cerrar la fábrica y despedir a su plantilla. También serán despedidos 33 de los 296 empleados de la otra fábrica que Tyco tiene en Valladolid.

Lo sorprendente del caso es que Denali Partners, cuyos representantes legales en España han declinado ofrecer su versión, han decidió cerrar la planta de San Blas a los 27 días de habérsela comprado a Tyco.

«Somos víctimas de la especulación y de la depredación empresarial», explica Juan Gómez, de UGT, sindicato que junto a CC OO y CGT forma parte del comité de empresa. «¿Qué sentido puede tener comprar una empresa el 31 de marzo para cerrarla y dejar a la gente en la calle ? Pues un apetitoso edificio en un distrito en el que cada vez se construyen más viviendas y más oficinas en perjuicio de la tradicional industria que había ocupado la zona. Ésa es la única explicación», se queja Gómez.

El comité de empresa está a la espera de que el Gobierno central analice el expediente de regulación de empleo (ERE) presentado por los propietarios. Mientras, suplican al Gobierno regional que haga «todo lo que esté en su mano para apoyar la fábrica, salvar los puestos de trabajo y evitar la fuga de una nueva empresa de la región».

El Gobierno regional, por su parte, afirma que no puede hacer nada hasta que el central se pronuncie sobre el ERE.


Fuente: EL PAIS