Ya ha trascurrido un año desde que nos levantamos aquella mañana y pudimos comprobar horrorizados la mayor matanza de civiles que se producía en Madrid desde los bombardeos fascista durante la Guerra Civil. Y aunque toda España se consternó, los que vivimos cerca de donde se produjo la barbarie, que incluso salvamos la vida por las casualidades del destino, todavía nos horrorizamos ante lo sucedido.

Ya ha trascurrido un año desde que nos levantamos aquella mañana y pudimos
comprobar horrorizados la mayor matanza de civiles que se producía en
Madrid desde los bombardeos fascista durante la Guerra Civil. Y aunque
toda España se consternó, los que vivimos cerca de donde se produjo la
barbarie, que incluso salvamos la vida por las casualidades del destino,
todavía nos horrorizamos ante lo sucedido.

Porque muchos esa mañana no
cogimos el tren por haber huelga en la Universidad. Quizá este artículo y
esta reflexión no hubiesen existido nunca. Como me dijo un compañero de
organización pocos días después «tu puedes decir que eres hijo de una
huelga».Pero el horror y la barbarie no fue obstáculo para que sigamos adelante en nuestra lucha y para que podamos realizar un somero análisis ante lo
ocurrido hace un año.Han pasado ya 365 días y son muchos los acontecimientos que han sucedido.

El pueblo español salió a la calle en las horas siguientes al atentado, y
felizmente no para pedir venganza sino para pedir paz y que se parara la
escalada de violencia. Como se había producido un año antes ante la guerra
en Iraq, donde el gobierno de España actuó de manera tiránica y prepotente
contra un pueblo como el iraquí (¿pero qué gobierno y Estado no es
prepotente ?), el pueblo español no se quedó en casa aterrorizado de miedo.Otro punto positivo es que el pueblo español no permitió la mentira y la
manipulación.

Cuando desde instancias gubernamentales se insistía en la
autoría de ETA y todos los indicios apuntaban al terrorismo islámico,
nadie o casi nadie se dejó engañar. La gente salio a la calle nuevamente,
ahora para exigir la verdad. Pero lo más triste es que aún hoy siguen
muchos escudándose en su mentira y no se bajan del burro. Las víctimas y
sus familiares para ellos no tienen ningún valor.

Igualmente pudimos comprobar cómo al demostrarse la autoría islámica nadie
arremetió contra los inmigrantes con quienes convivimos. Se supo
distinguir muy bien dos fenómenos completamente distintos, la inmigración
y el terrorismo. Y esto a pesar de que algunos demagogos intentaron llevar
el debate a estos extremos.Sobre el cambio de gobierno del 14 de marzo los anarquistas no albergamos
ninguna esperanza.

Esa no es nuestra lucha. La actitud caciquil y
despótica de la derecha española (que mostró su verdadera cara en este
tiempo haciendo gala de toda su historia) fue aprovechada por el
oportunismo de un PSOE ansioso de poder. No nos valen gestos como el de la
retirada de la tropas españolas de Iraq si ello no va acompañado de una
condena explícita al militarismo y a todas las guerras.En la misma medida son criticables y censurables los gestos de una Iglesia
católica que para lo único que valió fue para dar una misa a las víctimas.

¿Se planteó la Iglesia la posibilidad de que entre las victimas hubiera
gente de distinta concepción religiosa o ateos ? El clero jamás se plantea
tales cuestiones y el 11-M fue una muestra más, en todos los sentidos, de
cuáles son las actitudes de todas las religiones.No quiero olvidarme de la actitud hipócrita de la inútil Casa Real.

Sus lágrimas de cocodrilo fueron rechazadas por mucha población, que a la
entrada de los hospitales les reprocharon que solo hayan muerto pobres y
trabajadores, los que cogen los trenes por la mañana. Y allí nunca se veía
a Juan Carlos de Borbón, Felipe o Letizia Ortiz. Y ello no fue óbice para
que apenas dos meses después se celebraran los fastos públicos de una boda
real en Madrid (que nos costó un ojo de la cara) donde no tuvieron ni la
dignidad de rendir un homenaje a las 192 victimas del 11-M cuando pasaron
por delante de Atocha.

El compadreo del poder solo sirvió para llevar adelante una estúpida
comisión que analizara los hechos. Pero para algo ha servido. Lo primero
para volver a comprobar la prepotencia y chulería de José Maria Aznar y
séquito, donde insultaron a diestro y siniestro a todo aquel que no
comulgara con ellos.La pantomima de comisión también nos sirvió para ver y escuchar el testimonio desgarrador de la madre de una víctima, Pilar Manjón.

Yo tengo que reconocer que su testimonio me impresionó. Pero más me impresionó aún cuando un dirigente conservador del PP, a la sazón Eduardo Zaplana, le
preguntaba si militaba en algún partido o sindicato de la oposición.Cuando ocurrió la catástrofe, la CNT de Guadalajara y el grupo Nestor
Majnó de la FAI fuimos de los primeros en condenar el acto en nuestra
zona. Nuestro comunicado se difundió por medios locales y provinciales. Un
año después pensamos lo mismo. A la barbarie, el terrorismo y la guerra
nuestra más enérgica repulsa y condena en todas sus variantes.

Los culpables del 11-M son varios. El integrismo islámico como ejecutor, pero
los servicios secretos del Estado deberían de explicar muchas cuestiones.
El Estado plenipotenciario es otro de los culpables.Ese día murieron trabajadores y estudiantes, es decir los de abajo, es decir, el pueblo.

Y por eso el pueblo respondió. Elocuente fue la frase de una compañera mía norteamericana que, cuando vio las imágenes del 11-M, le vinieron a la cabeza las imágenes del 11-S. Ella me dijo : «Los americanos después del 11-S pidieron guerra. Los españoles pedísteis paz». El pueblo pidió paz y que tome nota quien la tenga que tomar.Pero la violencia y la barbarie es idiosincrasia de este sistema y sus acólitos, como la religión y el nacionalismo. Y mientras viva este sistema desgraciadamente seguirán existiendo 11-M o guerras.

Los anarquistas siempre estaremos con el pueblo y con las víctimas, nunca con los
poderosos y los verdugos.

Julián Vadillo


Fuente : A-INfos ,noticias por y para anarquistas