Los desempleados tendrán la obligación de atender a los cursos o actividades de motivación e inserción laboral desde el primer día que cobren la prestación. Si no lo hacen, serán sancionados desde el primer día con la pérdida de un mes de prestación hasta la pérdida definitiva, si se repite.

A esto se le puede llamar "fascismo" ocupacional, al criminalizar el disfrute de un derecho (la prestación por desempleo), eliminando la libertad personal de cómo insertarse en el mercado laboral. La percepción de la prestación estará, pues, condicionada al cumplimiento estricto de una nueva obligación. Habrá que llamar a y defender la insumisión de las y los parados… un motivo más para la Huelga General del 29S.

Los desempleados tendrán la obligación de atender a los cursos o actividades de motivación e inserción laboral desde el primer día que cobren la prestación. Si no lo hacen, serán sancionados desde el primer día con la pérdida de un mes de prestación hasta la pérdida definitiva, si se repite.

A esto se le puede llamar «fascismo» ocupacional, al criminalizar el disfrute de un derecho (la prestación por desempleo), eliminando la libertad personal de cómo insertarse en el mercado laboral. La percepción de la prestación estará, pues, condicionada al cumplimiento estricto de una nueva obligación. Habrá que llamar a y defender la insumisión de las y los parados… un motivo más para la Huelga General del 29S.

Hasta ahora los desempleados tenían un margen de 100 días para apuntarse a actividades de formación.

Según informa El País en su edición digital, esta es la principal sorpresa de las enmiendas que ha presentado el Grupo Socialista en el Senado a la reforma laboral que ahora empieza su tramitación en la Cámara alta. Su aprobación está prevista el próximo 25 de agosto y, con los cambios introducidos, volverá al Congreso para su aprobación definitiva.

Pero habrá más sorpresas desagradables, seguro.

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