Parte final del discurso pronunciado por Juan Carlos Mechoso, en el acto del 55 aniversario de la federación Anarquista uruguaya, celebrado el 29 de octubre pasado.

Puedes leer el discurso completo en: http://federacionanarquistauruguaya.com.uy/2011/12/20/3-%E2%80%93-una-historia-de-fau-para-pisar-el-presente-juan-carlos-mechoso/

Hoy más que nunca se requiere un organismo popular con independencia
de la trama institucional capitalista y donde quepan todos los
oprimidos. Donde la resistencia y los ojos puestos en un futuro
anticapitalista agrupe a los diversos sectores sociales, dentro de los
cuales pensamos en un sitio de primordial importancia para el movimiento
obrero. Pero la de un movimiento obrero clasista y no orientado para
insertarse al sistema y realizar el desarme moral de los de abajo.

Hoy más que nunca se requiere un organismo popular con independencia
de la trama institucional capitalista y donde quepan todos los
oprimidos. Donde la resistencia y los ojos puestos en un futuro
anticapitalista agrupe a los diversos sectores sociales, dentro de los
cuales pensamos en un sitio de primordial importancia para el movimiento
obrero. Pero la de un movimiento obrero clasista y no orientado para
insertarse al sistema y realizar el desarme moral de los de abajo.

No se veía, como tampoco hoy se ve, analizado las cosas con el rigor
necesario, ninguna salida a favor de un mejoramiento progresivo y
relevante de los trabajadores y el pueblo por la vía de los mecanismos e
instituciones del sistema. Bien se sabe, todos esos mecanismos, en lo
fundamental, están hechos para el funcionamiento y desarrollo de los de
arriba y para oprimir y explotar a los de abajo.  Para graficarlo es ese
1% que hoy se está mencionando como el poseedor de las riquezas a nivel
mundial con todas las implicancias de poder que ello tiene.

Así es que hoy después que ha pasado tanta agua por debajo de los
puentes vemos que aquellos afirmaciones, desgraciadamente, se confirma
con creces. A todas luces: brutal, opresor, explotador, sangriento es el
sistema capitalista. Su expresión en el plano imperialista ha regado de
miseria, sufrimiento y sangre a los pueblos de la mayor parte del
mundo.

Sin ir más lejos tenemos hoy aquí mismo una muestra de horror de este miserable sistema y de la acción de sus sicarios.

El sistema y sus ejecutores: torturadores, asesinos, secuestradores
de niños, desaparecedores de luchadores, violadores. Ese cadáver con
cal, seguramente de algún querido compañero, marca el alma misma del
sistema que tales bestiales produce.

Ya no caben dudas, no podemos engañarnos ni engañar a nadie. Las
propuestas que intentan insertarnos en las redes trituradoras del poder
dominante ya se saben a donde van y como termina esa escena. No hay
lugar para voluntarismos antojadizos, para la interminable repetición de
propuestas fracasadas, a veces algo aggionardas, pero con la misma
orientación. Esto, intenciones  aparte, solo condujo y sigue conduciendo
al abismo. Ofrece solo una peor perspectiva para el futuro. No hay
lugar para el engaño o autoengaño, para creer que se pueden cambiar
mágicamente dinámicas que tienen un entramado poderoso y una orientación
inequívoca.

Se puede decir ¡basta, basta! Ya tenemos una experiencia rica,
dolorosa, de esperanzas frustradas, de movimientos y gente que se
pasaron para el otro lado del mostrador. También de pueblo que han
luchado y pagado con sangres sus esperanzas.

De pueblos, con toda la confusión o mezcla ideológica-política que se
quiera, pero que están en la búsqueda y que ya odian, rechazan, no
creen, en todo un universo de infamias que identifican con bastante
claridad.

Ya fueron, las propuestas y experimentaciones sociales del socialismo
real y de las socialdemocracias y sus hermanos menores los
progresismos. Fueron ellas las experiencias fallidas del socialismo. De
ese socialismo que sigue totalmente vigente como esperanza de
alternativa al brutal capitalismo. De ese socialismo que vive en gran
parte del imaginario popular, porque de allí surgió su elaboración
efectiva como teoría y como comprensión de los mecanismos de opresión.

De las luchas, sufrimientos, esperanzas y sangre de los pueblos es
que se instaló esa alternativa por la que vale la pena darlo todo. Pero
ya es tiempo de saber que el socialismo no se fabrica con carne podrida.
La participación activa de los pueblos es condición necesaria. Para
ello una concepción de libertad debe circular por todas las prácticas
sociales de los de abajo. Es tiempo de un socialismo libertario.

Así parece, es tiempo de reforzar o construir herramientas fuertes
para procesar la ruptura. Herramientas coherentes. Una fuerza social
capaz de cambiar estructuras y procesar lo nuevo. Un pueblo fuerte, con
objetivos propios y con una organización política en consonancia. Una
concepción de Poder Popular coherente.

Nada de esos nuevos pastiches, esas trampas sociales perversas, que
nos quieren hacer repetir la historia sin salida con nuevos nombres. No.
El Poder Popular no viene de arriba. Se debe construir desde abajo. Son
nuevas prácticas las necesarias, son nuevas instituciones lo que
resulta imprescindible, son nuevas tramas sociales las que deben entrar
en escena. Se debe construir día a día, venciendo obstáculos ideológicos
y políticos que ha logrado meter hondo el sistema para tornar
inofensivas las resistencias y para anular o matar los sueños de cambios
profundos.

El sistema ha sido creativo para ir realizando los cambios en su
favor, para reproducirse en diferentes contextos históricos y
técnico-científicos.

Los pueblos tienen que serlo para procesar la ruptura de esa red
infame de dominación. Por supuesto, las organizaciones políticas que se
vinculan a ese proceso de Poder Popular tienen la obligación de una alta
dosis de creatividad. Organizaciones políticas que para empezar deben
tirar por la borda todo ese bagaje ideológico que en el fondo no es
nuestro, que no es de los de abajo: el elistismo, el vanguardismo.
Construir la ideología acorde al papel que realmente le corresponde a la
organización política: la de modesto pequeño motor que impulsa y está
al servicio de ese proceso de ruptura.  Romper con eso de lo niveles
superiores e inferiores. Son sólo dos niveles que deben articularse, el
social y el político, ambos imprescindibles para la ruptura. Basta de
mesías y salvadores, basta de religiones de izquierda, bienvenidas las
practicas revolucionarias modestas de las organizaciones que asuman su
papel en este momento de la historia y que a la luz de lo visto,
desechen tantos trastos viejos que no sirven para museo alguno.

De nuestra parte, vamos entonces por una Resistencia de oprimidos y
explotados. Por la ROE de nuestro tiempo. Y acumulemos todo lo que sea
posible en ese mismo sentido.

Vamos por una labor de organización ideológica-política de los de abajo en relación con este momento histórico.

Sí, ideológico-político expresamente. Pues en determinados momentos
históricos se producen con peso un conjunto articulado de ideas,
representaciones, nociones en el interior del imaginario de los
distintos sujetos sociales. Es muy importante este conjunto articulado
de carácter imaginario, que toma la forma de “certezas” y que es
defendido por los mismos sujetos sociales.

Esto es lo que puede transformar a estos sujetos en protagonistas de
su propia historia o en sujetos pasivos y/o disciplinados por las
fuerzas dominantes. A esto lo llamamos de ideología.

Así, la ideología tiene que ver directamente con la constitución
histórica de los sujetos sociales, y, con la forma como estos se
expresan en la sociedad.  

Nos avisan que es esta la relación entre ideología y producción de
sujetos históricos, relación que si no existiera, no habría ni ideología
ni sujeto, es así que se van conformando los momentos de vigencia
ideológicos.

Y es construyendo fuerza social y tomando activa participación en
ella que se pueden formar embriones de la nueva civilización o del
“hombre nuevo”, de otro sujeto.

Lo que el sujeto vive y como lo vive cotidianamente, históricamente,
en el marco de determinados dispositivos, sería el elemento principal de
cambio de su conciencia.

Junto a este concepto de fuerza social, simultáneamente, tiene que 
ir el de construcción de poder popular. Pues los estudios que parecen
más rigurosos nos indican algunas cuestiones fundamentales a saber: que
el poder existe en acciones y por ello circula por todo el cuerpo
social. Vale decir por todas las relaciones sociales. Tendríamos así
poder en lo económico, jurídico-político-militar, ideológico-cultural.
 En relación con determinadas prácticas el poder adquiere importancia
también a la luz de la formación de embriones de nueva civilización, en
la entramada de diferentes formas de autoorganización o autogestión.

Hay, y esto nos importa mucho, un universo social de lo cotidiano, de
prácticas poseedores de determinados contenidos, que es una fábrica de
producción de nuevas nociones, resistencias y técnicas de poder popular.

Un conjunto de prácticas enemigas de la inserción al sistema es de
capital importancia, pues nos dicen los estudiosos que: “el sistema
capitalista penetra muy profundamente en nuestra existencia. Que es un
 régimen que se ha visto obligado a elaborar todo un conjunto de
técnicas políticas, técnicas de poder, por mediación de las cuales el
hombre se encuentra ligado a una realidad producida. Esa realidad que es
sostén, reproducción y recreación del sistema capitalista.

Igualmente nuevas investigaciones nos informan de cosas que ya se
habían dicho antes. De que desde el Estado capitalista no puede
producirse algo tan contrario como el socialismo.

Que el estado no es, simplemente, una ‘maquina’. O algo amorfo.  Es
una parte constitutiva del sistema, por cierto que una de las más
importantes. La función central del estado, lo que justifica su
existencia, es la función de  determinado poder. La función de imponerle
al pueblo el acatamiento del orden social vigente. Y que su
conformación, su dinámica, es la de proteger y producir privilegios.  Y
que justamente solo es apto para ejercer dominación y no liberación.

Es cierto el tránsito hacia una sociedad distinta lo debemos hacer
dentro de este sistema. Pero la experiencia vivida indica que hay
medios, orientaciones, uso de instrumentos, utilización de
instituciones, formas de organización de actividades sociales, que deben
ser desechados si es que queremos ir conformando fuerzas sociales
capaces de producir verdaderamente cambios en las formas de la
organización social. Otro encare es  alternativa imprescindible si
queremos ir construyendo una sociedad distinta.

No tiene sostén teórico ni histórico la creencia de que los cambios
vendrán de arriba, desde los mismos mecanismos de dominación, de las
instituciones y dispositivos que son propios del sistema. Importa
recalcarlo el sujeto de cambio es hijo de otras prácticas sociales y es
imprescindible la producción, la creación y recreación de ese sujeto, de
esa organización ideológica, para avanzar hacia el Poder Popular

Siendo así otro sujeto histórico, otras prácticas sociales y
políticas no vendrá de la nada, no aparecerá como arte de magia, debe
ser el fruto de prácticas que internalicen otras cuestiones que chocan
con lo dominante. La participación efectiva, la autogestión, la acción
directa, la forma federal de funcionamiento realmente democrático, la
solidaridad y apoyo mutuo, necesitan de mecanismos, organizaciones,
prácticas regulares para su desarrollo. Y sólo si se produce en el
pueblo podrá hacer realidad el cambio. Parece claro que necesita
constantemente organización en el seno de su activa creación. La
continuidad que necesita, para un despliegue que permita el cambio,
requiere de una sostenida estrategia. Una estrategia coherente, para que
no se desteja lo que en un momento dado se teje. Una estrategia que
tenga en su interior un mundo distinto que va desplegando desde el seno
de otro que le es antagónico El famoso “usar todos los medios” puede ser
una manera efectiva de asegurar que no se pueda desplegar ninguna
estrategia antagónica portadora de los elementos que puedan ir rompiendo
el sistema vigente.

55 años, una larga historia, con experiencias realizadas en distintas
etapas y coyunturas. Con intento constante de actualización de las
herramientas de combate. Con muchos entusiasmos, sueños, alegrías y
dolores. Con dolores profundos por aquellos compañeros que fueron
quedando en el camino pero que nos siguen guiando con muchas de sus
ideas y su ejemplo militante. Aquellos de la primera etapa como Gerardo
Gatti, León Duarte, Pocho Mechoso, el  Gauchito Idilio el Perro Perez,
Elena Quinteros. O más adelante, ya en la reorganización de FAU como el
Vasco Larrasq y el Santa Romero. O más recientementela PetisaCeciliay el
panadero Andrés Medina. Con todos los que lucharon por una sociedad
distinta y que tuvieron como consigna fundamental la entrega total. Con
nuestros ideales y aquellos recuerdos queremos seguir peleando y
avanzando hacia un nuevo orden social. Hacia la emancipación de los
pobres del mundo, hacia el socialismo y la libertad.

Arriba los que luchan.

Juan Carlos Mechoso, discurso 55 años de la fAu.


Fuente: Juan Carlos Mechoso