Artículo publicado en Rojo y Negro nº 381 de septiembre

El pasado viernes 16 de junio, CGT convocó huelga de 24 horas en tres grupos de empresas del sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Con presencia en todos los sectores productivos imaginables, estaban llamadas más de 7.500 personas de todo el Estado a una huelga promovida desde la base contra la pérdida de poder adquisitivo.

La primera parte de la historia se puede aplicar a otros sectores. Una vez más, CCOO y UGT, que tienen mayoría de representatividad, firmaron unos convenios de mierda; huyen del conflicto todo lo que pueden y negocian basándose en “hacer que hacen” mientras las empresas mejoran sus resultados trimestre a trimestre y año tras año. CGT está cerca, pero todavía por debajo del 10% de representatividad en el sector, es decir, sin presencia en la mesa de negociación del convenio. El resultado fue un convenio sectorial bastante mediocre que está por debajo de otros similares, que no suple las principales demandas y que redunda en pérdida de poder adquisitivo al no tener en cuenta el IPC real subido en los últimos años.

Frente a este escenario, pareció lógico que desde varias secciones de CGT decidiéramos al mismo tiempo que había que hacer algo. Y así comenzamos el año, con campañas para explicar que el nuevo convenio no solucionaba nada y solo servía de propaganda para CCOO y UGT que lo vendían como un éxito. La gran mejora que se vendía era en las tablas salariales, pero realmente quedaba muy por debajo del IPC real, incluso con categorías por debajo del SMI, y lo peor de todo es que permitía la absorción de cantidades. O sea, que las subidas, trienios y cualquier otra mejora pactada no repercutirían a la gran mayoría. En marzo ya estábamos hablando de organizarnos y compartir material e ideas, teniendo en mente una posible convocatoria de huelga que parecía lejana.

Cabe destacar que, al no ser un ente orgánico y no tener apenas recursos económicos ni de otro tipo, la Coordinadora de Informática de CGT fuimos hablando todo esto a través de asambleas, listas de correo y grupos de Telegram que compartimos los y las afiliadas al sector, donde participamos de manera particular y sin tener apenas estructura, más bien un grupo de trabajo donde compartimos debates, dudas, ideas, acciones… Aun así, llevamos años organizadas y en abril tuvimos un Encuentro Estatal del sector en Ruesta donde acordamos una ponencia para extender todo lo posible esta lucha común y actuar en conjunto.

Durante la campaña de información de las plantillas, lanzamos encuestas preguntando cómo nos afectaba a cada cual la situación y qué estaríamos dispuestas a hacer. Los resultados fueron muy similares en todas las empresas (independientemente del tamaño o tiempo que lleváramos explicando el problema): más de 4.200 respuestas, con porcentajes de entre el 70 y el 90% de personas que consideraban que las pérdidas debido al incremento del IPC eran significativas y que la responsabilidad de compensarlo era de las empresas. Además, la mayoría dijo estar dispuesta a secundar algún tipo de huelga si las empresas se negaban a negociar. Todo ello en un sector sin historia de lucha ni conciencia de clase, con plantillas sin conocerse entre ellas, repartidas en diferentes clientes y muchas con teletrabajo.

Y así es como a finales de abril, 7 secciones sindicales de CGT del sector lanzamos un comunicado conjunto anunciando movilizaciones comunes para la mejora de salarios. En ese momento aún no teníamos claro cómo sería la convocatoria, pero sí que no iba a ser una huelga del sector contra un convenio, lo más sencillo, sino que pensábamos en algo diferente. En mayo terminamos de darle forma: se convocaría en cada una de las empresas. Esto implicaba tener reivindicaciones generales (la más importante, la sincronía en el día, para tener más fuerza); pero también concretas de cada empresa: negociaciones con otras secciones de cada empresa, reuniones en el SIMA… Suponía que, por ejemplo, una sección podría abrir un proceso de negociación real con su empresa y caerse de la convocatoria final. Y también que las reivindicaciones no eran contra un convenio, ya que entre las empresas y centros de trabajo convocados había otros convenios de aplicación como el de Contact Center o el de Oficinas y Despachos. Lo que pedíamos eran subidas lineales no absorbibles para todas.

Cada vez había más secciones interesadas, pero cada una con sus ritmos y realidades. Y finalmente las secciones convocamos huelgas en Alten, DXC y Global Rosetta-Getronics. Con el apoyo de secciones de ELA, CSI, Intersindical y una sección de CCOO en DXC, la huelga ya estaba definida. Sería un viernes, que puede sonar raro, pero a sabiendas de que, si algún sistema se caía ese día, habría que esperar al lunes para arreglarlo, aumentando el tiempo de afectación. Además, la mayoría del sector trabaja menos horas ese día y en jornada intensiva, por lo que, teniendo un impacto laboral similar, el impacto económico para quien la secundara sería menor.

El proceso en el SIMA y la convocatoria de Huelga de cada empresa fue presentada por FESIBAC, pues las secciones están dentro de esta federación y, al ser de ámbito estatal, era quien podía hacerlo. Desde el Confederal se nos dio también apoyo con una rueda de prensa en Sagunto. Al mismo tiempo, Barcelona, Madrid, Valladolid y Zaragoza se organizaban para hacer movilizaciones locales y sacar la huelga a la calle con el apoyo de los diferentes sindicatos locales. Para preparar las acciones se organizaron asambleas conjuntas de trabajadores y trabajadoras de las diferentes empresas por cada territorio, de modo que se decidieran las acciones, horarios, recorridos, lemas y se prepararan los materiales para las manifestaciones.

Ninguna empresa, ni en las peticiones previas ni en el SIMA, se sentó a negociar subidas reales, solo les interesaba que se publicara el convenio y se aplicaran solo las subidas obligadas, que ya sabíamos que afectarían a poca gente. Lo que sí hicieron fue amenazar diciendo que la huelga iba contra un convenio vigente y que, por tanto, era ilegal, pero no tuvo ningún recorrido legal, pues, entre otras cosas, no era una convocatoria contra el convenio pues ya hemos dicho que había varios.

El día de la huelga hubo algún incidente, como que en uno de los centros de trabajo echaran al comité de huelga, pero mayoritariamente todo salió correcto. Conseguimos la convocatoria de huelga más grande en el sector hasta la fecha y demostramos que las y los trabajadores estamos preparados para plantar cara a las grandes multinacionales que obtienen grandes beneficios gracias a nuestro trabajo. Dejamos clara que la inacción de CCOO y UGT solo beneficia a sus cúpulas, totalmente tomadas por el capital y el sistema, y abrimos el camino a otro buen número de empresas del sector para que puedan sumarse y realizar una nueva convocatoria este otoño.

Tenemos claro que la lucha es el único camino y no vamos a parar nuestras reivindicaciones, porque son justas y tenemos el poder para ganarlas.

José Miguel Martín y Diana Sánchez
Militantes de la Coordinadora de Informática de CGT


Fuente: Rojo y Negro