El 11 de abril se cumple el segundo aniversario de los acontecimientos que conmocionaron a Venezuela y sorprendieron al mundo. Se ha conocido de asonadas exitosas al comienzo y luego fracasadas por la reacción de un cuerpo armado o una intervención del exterior pero jamás algo parecido a lo sucedido los días continuos de esa fecha en nuestra nación.

El 11 de abril se cumple el segundo aniversario de los acontecimientos que conmocionaron a Venezuela y sorprendieron al mundo. Se ha conocido de asonadas exitosas al comienzo y luego fracasadas por la reacción de un cuerpo armado o una intervención del exterior pero jamás algo parecido a lo sucedido los días continuos de esa fecha en nuestra nación.

MITOS CHAVISTAS DEL 11-A

El 11 de abril se cumple el segundo aniversario de los acontecimientos que conmocionaron a Venezuela y sorprendieron al mundo. Se ha conocido de asonadas exitosas al comienzo y luego fracasadas por la reacción de un cuerpo armado o una intervención del exterior pero jamás algo parecido a lo sucedido los días continuos de esa fecha en nuestra nación.

En efecto, recuerdo perfectamente como el jefe del Estado de Sudán, Al Numeiri, fue depuesto por oficiales de izquierda en el año de 1983 y días después, en un contragolpe de sus leales volvió al poder en un movimiento bien cruento. Similar situación se produjo en la tambaleante Unión Soviética de los días de la Perestroika y el chantaje del equilibrio de Gorbachov. Uno de los actores, los conservadores duros del estalinismo, detuvo al líder del Glasnot generando una reacción de los reformistas encabezados por el autócrata Boris Yeltsin y una coalición de masas con las fuerzas armadas decidió por la vía de la disuasión, la creación de un nuevo régimen.

Los anteriores son dos casos típicos de gobiernos efímeros donde hubo contraataques para reponer al anterior o entrar en acción una tercera opción no prevista. Hay varios ejemplos cumplidos en países africanos como Gambia o Cabo Verde donde el alzamiento terminó al menos en negociación.

1. ESPECIFICIDAD DEL 11 DE ABRIL
Sin embargo, el caso venezolano fue diferente en varios aspectos. Primero, no había unidad de criterio entre los golpistas y de allí las discrepancias entre los distintos grupos conspiradores, sin tener una dirección precisa al actuar. Segundo, no hubo combate por parte del chavismo demostrado por la rendición inmediata del presidente sin efectuar resistencia alguna. Tercero, el cretinismo demostrado por la oposición en esa asonada fue asombroso. Actuaron anclados en la guerra fría siguiendo el ejemplo de los medios de difusión de masas creando un comunismo resurrecto. Volver a ver comunistas hasta en la sopa y con el miedo a comerse los niños, fue la premisa con la cual pensaron. Cuarto, no comprendieron el momento histórico cuando lanzaron un decreto inoportuno cargado de un autoritarismo ilimitado expresado en la disolución de los poderes y derogando la constitución bolivariana. Quinto, no entendieron los intereses hemisféricos americanos al presentarse con la fachada de un putch tradicional.

2. INCAPACIDAD DE LOS GOLPISTAS.
Los grupos que encabezaron el movimiento tenían posturas diversas. Se encaramaron sobre la ola convulsiva el presidente de Fedecámaras y un grupo vinculados a los sectores más conservadores de COPEI y determinados grupos empresariales. Fueron desplazados o ignorados la C.T.V., los partidos políticos en general e incluso segmentos importantes de los administradores de la violencia del Estado. Se dieron múltiples conspiraciones pero un grupo de ellas pretendió apoderarse de todo.

El oficialismo no presentó combate alguno. Fue implacable matando a los manifestantes de la mayor demostración pública conocida por la historia contemporánea pero a la hora difícil se paralizaron y fue sorpresiva la rendición del presidente ante una llamada del general Rommel Fuenmayor amenazando con bombardear el Palacio de Miraflores. Igualmente fue increíble ver al primer magistrado recurriendo a la ayuda del obispo Baltasar Porras después de haberlo calificado como un “adeco con sotana”.

El macarthismo presente en quienes se apropiaron del golpe fue evidenciado al anunciarse el cierre de las exportaciones petroleras a Cuba y el asalto realizado a la embajada de ese país, hecho en los términos más salvajes.

El fundamento jurídico del nuevo gobierno residió en un Decreto con carácter de carta magna y poder constituyente. Por un lado se derogó de un solo plumazo a la constitución del 99 y se acordó la disolución de todos los poderes públicos. Más que ignorancia, los redactores de tan infausto documento evidenciaron una mentalidad dictatorial inconmensurable.

Pero lo más grave cometido por Carmona y su pandilla, fue actuar al margen de la realidad internacional. No comprendieron que en estos tiempos no es posible un golpe militar a la usanza tradicional como el de Pérez Jiménez en Venezuela, Fulgencio Batista en Cuba, Tacho Somoza en Nicaragua, Manuel Odría en Perú, Trujillo en República Dominicana, Strossner en Paraguay, Pinochet en Chile y Videla, Viola, Gualtieri y demás asesinos argentinos.

La severidad de la globalización lleva a emplear gobiernos nacidos de elecciones y con las instituciones de utilería existentes en todo lo largo y ancho al sur del Río Grande. Los gobernantes deben ser carismáticos, caudillescos y populares para poder llevar a cabo medidas de gran sacrificio para las grandes mayorías. Los casos de Lula en Brasil, Lucio Gutiérrez en Ecuador y Chávez en Venezuela son muestras de esta clase de dirigentes, como lo fueron en el pasado inmediato Carlos Ménem en Argentina y aquí el reo de la Ahumada.

El antichavismo desconoció esta realidad y pensó en implantar una dictadura tradicional, lo cual contradice la política americana para la región que se vio consolidadaza cuando el mismo día de los atentados de Al Qaeda contra las torres gemelas neoyoriquinas, aprobaron la denominada Carta Democrática de la O.E.A. para apuntalar el andamiaje organizacional del llamado sistema interamericano.

Frente al anterior cúmulo de errores la resultante no podía ser otra que una reformulación de la coyuntura por parte del factor de poder determinante en nuestra nación, los uniformados. En efecto, se reunieron y viendo el dantesco espectáculo ofrecido por los Pérez Recao y su empleado, actuaron en consecuencia. Repusieron a Hugo Chávez en la presidencia para enmedar entuertos.

3. MITO CHAVISTA.
El chavismo, y en especial esa izquierda rancia que lo acompaña, ha configurado algunos mitos alrededor de esta fecha. Insisten en sostener que la reacción popular de los días 12 y 13 de abril fue la causa determinante de la vuelta al cargo por parte del caudillo de Sabaneta. Radican en esas movilizaciones el éxito de la reposición presidencial amén de una alianza cívico militar comparada a la del 23 de enero de 1958 capaz de haber logrado la recuperación del poder. Incluso llegan al colmo de extrapolar y comparar la experiencia de Allende con la del 11 nuestro.

Empero, considero necesario analizar varios elementos capaces de otorgar el mentís más rotundo a la imaginaria de la cúpula izquierdosa del chavismo. En principio es indispensable hacer notar que la movilización popular los días subsiguientes pidiendo la vuelta de Chávez no fue exacerbada ni razón apta para haber desviado el curso de los acontecimientos.

En este orden de ideas, preconizo la limitación de la presencia del pueblo en las calles. Estuve presente en Miraflores el día 13 y allí no había más de veinte mil personas ; y en Fuerte Tiuna unas horas después y tampoco era multitudinaria la efervescencia de los sectores oprimidos de la sociedad venezolana. Si había un ambiente de regocijo y fiesta, obvio por lo demás, pero inidóneo para engendrar un verdadero contragolpe.

De todas maneras hay algo más, la rememoración de septiembre de 1973 para maquillar la conducta de Chávez en el año 2002. Querer asimilar la experiencia chilena con la venezolana es sólo posible mediante una reducción al absurdo porque se trata de dos casos espacio temporales opuestos.

El gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por un conjunto de factores, unos externos y otros internos, dentro de la confrontación Este-Oeste. Estados Unidos quería hacer valer el derecho del destino manifiesto en su patio trasero, vale decir, en este hemisferio. Para ello, aceleró una grave crisis económica mal abordada por la administración Allende mediante una conspiración estimulada por los gremios empresariales, la clase media y ciertos grupos fascistas como el de “Patria y Libertad”. Además, incentivó a un ejército prusiano a poner orden en un país conservador donde un accidente histórico llevaba a un experimento reformista en el contexto de una legalidad cuestionable. Ya existía el precedente de Marmaduke Grove y su poder efímero como lunares dentro de la historia de una nación rígida aunque el movimiento obrero se encontraba bien organizado.

Es relevante entender también a la conducta de los gobernantes australes. Pensaron basados en una ilusión : la institucionalidad de las fuerzas armadas y la pasividad de las clases dominantes chilenas. Lo ocurrido en la patria de Neruda no era otra cosa que una gestión socialdemócrata con algunas nacionalizaciones y mejoras al pueblo pero con una gran resistencia de las estructuras existentes. Esa situación se vio empujada por la presión del movimiento de base, catapultador de tomas de fábricas, invasiones a inmuebles ociosos y en general, una activación acelerada de las organizaciones del pueblo.

Cuando la marmita de la participación alcanzó su climax y la Alameda Bernardo O’Higgins se vio repleta con un millón de personas durante los últimos días de la administración de la Unidad Popular, la derecha se asustó y se puso en guardia, acelerando los planes de agavillamiento. El presidente Allende ante la solicitud de armas por parte de los manifestantes respondió con la búsqueda de una coalición con la Democracia Cristiana y ante el fracaso, acudió al ejército. Lo demás es historia conocida y la respuesta de César Altamirano de quemar todo desde Arica hasta Puerto William se quedó quizá en apagar colillas así como la presunta respuesta armada del M.I.R.

4. ALLENDE NO ES CHÁVEZ.
Además de ser una aberración identificar los dos procesos, el chileno concluido el 11 de septiembre de 1973 y el venezolano aparentemente enterrado el 11 de abril de 2001, por acontecer en tiempos absolutamente diferentes, es menester destacar una circunstancia. Se trata de los líderes de ambos sucesos, Salvador Allende y Hugo Chávez.

El médico muerto en el Palacio de la Moneda tuvo una trayectoria política interesante. Fue el dirigente símbolo de la unidad de un partido tan abigarrado como el socialista. Todas sus corrientes se vieron galvanizadas bajo su liderazgo y después de varios fracasos candidaturales, pudo triunfar alrededor de una coalición también heterodoxa. En efecto, la Unidad Popular estuvo integrada por el partido comunista, el socialista, el radical y tres divisiones del socialcristianismo (la Izquierda Cristiana y los dos Mapu).

Igualmente, Allende probó una valentía incomparable cuando prácticamente en una desventaja total resistió dentro del palacio presidencial los ataques de los aviones Fokker hasta su fallecimiento. No aceptó ningún salvoconducto ni exilios de tipo alguno al no querer negociar por dignidad.

Hugo Chávez era un oficial del ejército cuya vocación castrense se reducía a utilizar el cuerpo armado para ser jugador de béisbol como lo ha confesado. Fue un miembro de los cuarteles promedio pero con la obsesión de ser una gran dirigente y en tal sentido se ha perfilado siempre su proyecto. Fue publicitado gracias a una aparición mínima en televisión y a partir de allí se sembró su imagen dentro de la gente.

Fracasó militarmente el 4 de febrero pero esa derrota de las armas la convirtió en una victoria política llevada al terreno electoral. El llamado Polo Patriótico fue una alianza de grupos disímiles bajo su égida. El desastre de su gestión se observa cuando más del setenta por ciento de los venezolanos lo rechaza y no ofrece ninguna referencia ideológica seria.

Su postura en los momentos decisivos no ha sido temeraria ni corajuda. Las dos veces, el 4 de febrero y el 11 de abril, se rindió negociando y fue prisionero de sus contrarios. Lo acompañó la ineptitud de la oposición y su administración neoliberal garante de los intereses de la mundialización de la economía. Asimismo, condicionó su renuncia al exilio personal, de sus amigos y la familia a Cuba, en un juego de transacción bien diáfano.

De tal manera que es imposible un parangón entre los dos jefes de Estado. Sus historias personales, las condiciones temporales de las dos épocas, sus posiciones doctrinales, sus conductas ante los acontecimientos graves y sus formaciones, delatan un abismo entre ambos. No se pueden relacionar en absoluto.

5. EL 13 DE ABRIL VOLVIÓ LA GLOBALIZACIÓN.
Puedo concluir algunas reflexiones luego de las premisas dibujadas anteriormente. El 13 de abril se reinstaló en el gobierno a una figura indispensable para llevar a cabo el complejo proceso de las medidas económico-financieras diseñadas por los organismos multilaterales. Un hombre con carisma es el medio para introyectar ilusiones adaptándose a lo real maravilloso venezolano.

Ni Carmona ni la oposición poseen las herramientas para ejercer el populismo de la manera como lo hace Chávez a través de su alta audiencia en sectores populares. Poner en práctica políticas económicas generadoras de desempleo y exclusión social es harto complejo. Sólo es factible por intermedio de un liderazgo de alto magnetismo capaz de confundir temporalmente a la gente.

La verdadera razón de su vuelta la encontramos en el fracaso de la oposición al no tener representatividad y los intereses hemisféricos americanos, que pasa por no permitir golpes militares al menos en el estilo tradicional. Al contrariar esos designios, Carmona firmó su acta de defunción y los armados, cumpliendo el rol asignado dentro de la estructura de poder, actuaron cumpliendo la mejor opción para mantener un modelo económico-social del cual son parte fundamental.

El enjambre sistémico instalado se reagrupó y estamos presenciando la conformación del gobierno más autoritario de los últimos años en Venezuela. Esa categoría es una condición válida para mantener el estado de cosas por la cual se ordena el proyecto clientelar que nos rige y por supuesto, las iniciativas económicas reinantes en el hemisferio. No es que los opositores detentantes del poder los días 11 y 12 de abril de 2002 fueran una opción diferente porque al final son los mismos con fachadas distintas. Simplemente se trata de la aplicación de las políticas restrictivas de un modelo capitalista globalizado donde se privilegia la productividad y la rentabilidad del capital exclusivamente. Y se debe hacer con la imagen mejor contada cual es la del caudillo barinés. Por eso asevero que con el 13 de abril volvió por sus fueros la globalización y su vector más eficaz de los últimos años, el presidente Hugo Chávez Frías.

HUMBERTO DECARLI R.


Par : Contrapoder