El puente sin río tiene dos historias que contarnos, sucedidas en el breve tiempo en que cruzó el cauce del plácido Jarama, pocos kilómetros antes de confluir en el señorial Tajo.

Construido moderno, ágil y racional, para salvar la corriente y comunicar las orillas, la inicial función de obra civil del puente viejo de San Martín de la Vega -situado a 2 km. de esta localidad madrileña- fue olvidada pocos meses después de su construcción (1936), pues los siguientes años de guerra lo convertirían en objetivo militar de primer orden.

Construido moderno, ágil y racional, para salvar la corriente y comunicar las orillas, la inicial función de obra civil del puente viejo de San Martín de la Vega -situado a 2 km. de esta localidad madrileña- fue olvidada pocos meses después de su construcción (1936), pues los siguientes años de guerra lo convertirían en objetivo militar de primer orden. En el inicio de la ofensiva del Jarama fue defendido por soldados republicanos de la 17ª Brigada Mixta, cuyos miembros perdieron la vida en el asalto nocturno que un grupo de regulares del coronel Asensio realizó en la noche del 12 de febrero de 1937. Pasados a cuchillo los escuchas y centinelas, cruzaron hasta la orilla opuesta para asaltar -con granadas de mano- las líneas defensivas de los desprevenidos soldados gubernamentales. Pocos de estos vivirían para ver a las tropas de la IV Brigada nacional cruzar el río que obstaculizaba su avance utilizando el conquistado puente.

Solo una década había transcurrido desde que la sangre lo regara, cuando fue el agua desbordada la que esta vez fluyó en riada. Una marea que avanzó por los sorprendidos pueblos ribereños, inundando sus calles, ahogando sus campos, encharcando el futuro. El río rebelde se libraba de la tutela del cauce y buscaba otro camino en su marcha desbocada. Y se alejó del puente, que acabó olvidado en medio de la seca llanura aluvial.

Tras casi ochenta años de existencia, la solitaria obra de ingeniería sigue elevándose -como una cinta quebrada de gastado asfalto- sobre el antiguo lecho de arena que acariciaron las aguas del Jarama. Su gastada figura, con pilares aposentados y otros en vertical declive, asemeja un trampolín enfrentado a la cortina de arboles de ribera que ocultan el nuevo curso de agua.

Si lo ves, párate. Contémplalo. Sube y recórrelo, pero no te acerques a los laterales, pues las férreas barandillas ametralladas de la guerra van desapareciendo ante la extracción voraz de la crisis. El óxido de la historia ahora se recupera en las chatarrerías.

Salud y puentes.

A continuación los links a los vídeos del PUENTE VIEJO

PUENTE VIEJO de SAN MARTÍN DE LA VEGA – Primer tramo

PUENTE VIEJO de SAN MARTÍN DE LA VEGA – Segundo tramo

CazaFortines


Fuente: CazaFortines