Artículo de opinión de Fernando Narciso (Afiliado FL CGT Alacant)

Absurdo mundo, donde la codicia gana por goleada a la solidaridad. Perros mercaderes que desvirtúan la humanidad, que acosan a la inteligencia y huyen de la verdad. De la verdad de las gentes que sufren, que padecen, y que también aman y tienen familias, amigos y más amores.

Absurdo mundo, donde la codicia gana por goleada a la solidaridad. Perros mercaderes que desvirtúan la humanidad, que acosan a la inteligencia y huyen de la verdad. De la verdad de las gentes que sufren, que padecen, y que también aman y tienen familias, amigos y más amores. Vosotros que vais a misa, o a la mezquita o a la sinagoga, lo mismo me da y os confesáis periódicamente, para liberaros de las malas acciones que a diario ejercitáis, con pábulo y alegría, siendo conscientes que vuestra avaricia, arrasa la naturaleza como el fuego una pelota de pimpón, que vuestra arrogancia insolidaria y genocida devora al mundo. ¿Qué creéis, que una nueva vida se puede comprar a base de talones, a base de millones? La vida no está en venta y es otra cosa distinta a lo que predicáis. ¡¡Mercaderes del mundo, acólitos de la mentira y la falsedad, hijos de la ignominia. ESCUCHAD, YO OS DESPRECIO Y OS MALDIGO!!

Vosotros que disfrazáis la muerte en nombre de Dios, y os inventáis guerras en nombre de la paz, cuando sabemos que todas las guerras han tenido y tienen un sentido económico, antes por el oro, por las especias, por el control del mercado del opio, por nuevas tierras que eran asaltadas en nombre de Dios y de la civilización, ¿qué mierda de civilización mata a los hombres en nombre de un dios o en nombre de una paz venidera? Ahora por el petróleo, por la seguridad de una región de un pueblo invasor, en breve será por el agua, bien cada vez más escaso. Todo es mentira, hasta la verdad. Todos mienten en nombre de una abstracción que no pueden o no quieren concretar. Yo os desprecio y os maldigo.

Vosotros que con vuestros viles actos hacéis que se desplacen pueblos enteros, de donde estaban viviendo miles de años, deslocalizándolos y despreciándolos, física y culturalmente, saqueando los recursos de muchos, para plantarlos en las manos de unos pocos que todo lo tienen, apelando al bien común. ¿Qué bien común, el de llenaros vuestras carteras y la de vuestros amigotes? Yo os desprecio y os maldigo.

Vosotros que estáis envenenando nuestros campos, con vuestros pesticidas, con vuestros fertilizantes apestosos, que decís que lo hacéis para paliar el hambre del mundo, haciendo monocultivos que modificáis genéticamente, destruyendo la biodiversidad planetaria y complicando la existencia y la vida a pueblos enteros y todo en nombre del bien común. ¿Qué bien común, el de compraros otro jet particular e invitar a vuestros amigos y vuestras putas a una isla desierta en la que fallecieron tres trabajadores por no cumplir las leyes de salud laboral y así abaratar costes? ¿Ese es el bien común?  Yo os desprecio y os maldigo.

Vosotros que jugáis con nuestra salud, como conejillos de indias somos tratados, que os inventáis nuevos virus para vender más y más venenos enlatados, disfrazados de cápsulas de colores, con envases atrayentes, con letra pequeña y mucha demagogia retórica. Sólo puedo escupiros en la cara, después os la lavaré para volver a escupiros, una y otra vez, hasta que limpiéis con vuestras lágrimas, todos los ríos que habéis contaminado con vuestras empresas químicas, farmacéuticas, petroleras … instaladas lejos de vuestras mansiones, de vuestros palacios y villas veraniegas, de vuestras costas y vuestros ríos  que ya fueron contaminados por vuestros abuelos. Yo os desprecio y os maldigo.
Muchos sucumbimos a vuestros cantos de sirenas, que con el paso del tiempo se convirtieron en coral de furiosos tiburones, saqueadores de semillas, envenenadores de nuestros campos y de nuestros cuerpos, esquilmadores de lo público, ladrones de la verdad, que con vuestros medios de comunicación, si porque son vuestros, los pagáis con el dinero que nos robáis, a los más débiles y a las clases medias adormecidas, manipuláis la verdad a vuestro antojo, riéndoos de los que dependen de vuestra estupidez, y vuestra mediocridad, porque no conocen otra cosa, no les dejáis, les chupáis la sangre hasta que fallecen por vuestra avaricia, por vuestra codicia, otra vez en nombre del bien común. Muchos hemos roto ya vuestras redes de falsedad y estamos despertando.

Sed conscientes que el miedo está cambiando de bando y que la miseria y vuestras vallas, ya sean en Melilla o en Israel, caerán, como cayó la estaca en la canción de LLuis Llach, unos empujando por aquí y otros por allá. Cada vez somos más las voces que os taparán las bocas, demostrando que un sistema que se basa en el consumo desbocado de unos pocos, en un espacio que tiene recursos finitos, sólo puede fracasar, como estamos ya viendo. Lo haremos lentamente, con nuestras pausas, los tiempos los marcaremos nosotros, porque somos nosotros, al fin y al cabo los que tenemos el poder de modificar lo que nos rodea, no una clase elitista, que sobrevive devorando con glotonería los sudores de las gentes a las que explota, siempre en nombre del bien común, que jamás transformó una materia prima en algo útil, que jamás recogió una cebolla, ni un tomate de la tierra. Nosotros ganaremos con la fuerza de la razón, con la fuerza de la solidaridad, con la fuerza de la transformación social y sobre todo con nuestro amor por nuestros semejantes, hermanos de clase, la partida está llegando al final.

Fer desde la soledad del guerrero


Fuente: Fernando Narciso