Artículo de opinión de Eneko Páez, miembro del Comité de empresa en TRW por CGT/LKN

Como es ya bien conocido, desde hace dos semanas, se está produciendo un nuevo atropello a la clase trabajadora, concretamente, en la empresa ZF-TRW, que sigue las pautas deshumanizadas de los mercados y su dinámica voraz e implacable. Se plantea destruir directamente a 250 familias, condenando a quienes sobrevivan a seguir manteniendo los beneficios y privilegios de los empresarios a base de trabajo en condiciones penosas.

Como es ya bien conocido, desde hace dos semanas, se está produciendo un nuevo atropello a la clase trabajadora, concretamente, en la empresa ZF-TRW, que sigue las pautas deshumanizadas de los mercados y su dinámica voraz e implacable. Se plantea destruir directamente a 250 familias, condenando a quienes sobrevivan a seguir manteniendo los beneficios y privilegios de los empresarios a base de trabajo en condiciones penosas.

Parece existir un punto común que nos une a todas las partes: “el futuro”. Por un lado, está el futuro de la planta de Pamplona, que reclamamos las tres partes (plantilla, instituciones y empresa), en algo estamos de acuerdo, queremos seguir manteniendo la planta de Pamplona. Por otro lado, está el futuro de las 620 familias que corren el peligro de despido; en este caso, son dos las partes que lo reclaman, plantilla e instituciones. Por último, está el futuro de los beneficios, que lo reclama una única parte, la multinacional; para ella este es el objetivo prioritario, casi único, y en él encuentra comprensión excesiva de las otras partes.

La plantilla de ZF-TRW (toda la clase obrera en general), llevamos años y años cumpliendo con creces para garantizar tanto el futuro de la planta como el de sus beneficios. A cambio la empresa nos impone unas condiciones de trabajo cada vez más deterioradas, que inciden muy directamente en nuestra salud (altos ritmos de trabajo, flexibilidad horaria…), y con salarios cada vez más reducidos. Resumiendo: quieren más trabajo con menos gente, menor salario y peores condiciones.

Su arma es el permanente chantaje. Siempre, cuando toca negociar un convenio se da la casualidad de que la empresa va mal y nuestros puestos peligran. En el anterior convenio, negociado en ZF-TRW, con el mismo chantaje de despidos que ahora nos plantean, se negoció un plan de futuro que garantizaba el empleo a largo plazo y que supondría traer a Pamplona productos novedosos. Para ello la plantilla aceptó empeorar gravemente las condiciones de trabajo. Se produjo un engaño, ya que los productos que aseguraban nuestro futuro y que nos mostraron en una vitrina, no han venido a esta planta. De una cesión a una nueva amenaza, empeorar nuestras condiciones laborales nos ha llevado únicamente a la presentación de 250 despidos y al posible cierre de la planta si no se aceptan todas sus exigencias.

Las Instituciones llevan años y años subvencionando a empresas como ZF-TRW para garantizar su futuro y, con él, el de Navarra y sus gentes. Pero, ¿qué tipo de futuro? La respuesta es: un futuro de beneficios para las empresas, un futuro de condiciones laborales penosas para la plantilla que, además, siempre se mantiene incierto.

Hace unos pocos días, en el Parlamento, se comentaba que sobre todo hay que garantizar la permanencia del proyecto de ZF-TRW en Pamplona. Y la pregunta es: ¿a cualquier precio? No podemos dejar que nuevamente, ante este ERE de extinción, actuemos de la misma forma, garantizando los beneficios de la empresa, sin garantizar unas condiciones laborales. La garantía de permanencia tiene que serlo para todo el proyecto, incluyendo el compromiso de la empresa de cumplir a rajatabla con las leyes, sobre todo en materia de seguridad y salud, y compromiso que pase por fomentar la creación y el reparto del empleo, eliminando las miles y miles de horas que se realizan por encima de la jornada, lo que evita nuevas contrataciones (si hay trabajo que contraten)Compromiso que pase, en definitiva, por marcar un camino que nos lleve al equilibrio económico entre los beneficios empresariales y la plantilla.

La conclusión es clara: la lucha de la clase obrera y el apoyo de las instituciones, no solo tiene que estar centrada en el mantenimiento del empleo, en la permanencia del proyecto de ZF-TRW en Pamplona y en garantizar sus beneficios, sino en equilibrar todo ello con un trabajo digno y en condiciones.

Llevamos años con gobiernos que han aniquilado la posibilidad de lucha frente a estas agresiones, gobiernos que han estado posibilitando este tipo de situaciones con medidas legislativas y de todo tipo que apuestan por darles todo a quienes más tienen, a cambio de permitirnos al resto, generosamente, sobrevivir. Por ello, no debemos entrar en la dinámica de bajar impuestos, etc. y facilitar que en esta carrera sólo lleguen a la meta quienes no respetan a las personas y sólo pretenden mantener su estatus a base de crear miseria. Es necesario negociar, de acuerdo, pero eso no significa ceder a todas sus exigencias bajo chantaje, porque esto nos llevará a un escenario de mayor precariedad y sometimiento que facilitará escenarios todavía peores, abocándonos a un futuro cada vez más negro.

Eneko Páez

 


Fuente: Eneko Páez