El impacto de la sequía y la pandemia del VIH/SIDA, sumado a una situación de grave tensión política y al colapso de la economía, han sumergido al país en una crisis humanitaria sin precedentes (casi el 60% de la población depende de la ayuda internacional) y en un enfrentamiento civil que podría degenerar en un conflicto armado.

El impacto de la sequía y la pandemia del VIH/SIDA, sumado a una situación de grave tensión política y al colapso de la economía, han sumergido al país en una crisis humanitaria sin precedentes (casi el 60% de la población depende de la ayuda internacional) y en un enfrentamiento civil que podría degenerar en un conflicto armado.

Varios son los factores que explican la agudización de esta crisis. En primer lugar, el fracaso de la reforma agraria impulsada por el propio Presidente, Robert Mugabe, desde el año 2000. Aunque en un principio se presentó como una reforma encaminada a acabar con la injusta distribución de la tierra en el país (alrededor del 1% de los 13 millones de población, en su mayoría blancos, poseía el 70% de las mejores tierras agrícolas), la propiedad de las haciendas requisadas a más de 4.500 agricultores han pasado ahora a ser gestionadas por sectores afines al Gobierno.

En segundo lugar, el impacto de las repetidas sequías (que han afectado a toda la región sur de África) y de la pandemia del VIH/SIDA (casi el 30% de la población está infectada), sumado al incesante aumento de la inflación (que se ha situado en torno al 700%) y del desempleo (70% de la población), han provocado un colapso de la economía y de los servicios sociales y han sumido al país en una grave crisis humanitaria. Naciones Unidas tiene previsto asistir a 7,5 millones de personas durante 2004. No obstante, la organización ha advertido de la falta de fondos para hacer frente a la situación y ha denunciado la instrumentalización de la ayuda realizada por el partido de Mugabe, el ZANU-PF.

Por último, la crisis política acontecida tras las fraudulentas elecciones presidenciales de 2002 en las que Mugabe renovó su mandato, ha provocado numerosos disturbios sociales protagonizados por los seguidores del ZANU-PF y los grupos opositores. A pesar de los intentos de mediación realizados por Sudáfrica, el enfrentamiento entre estos dos sectores es total. Además, se ha producido un creciente aislamiento internacional del régimen de Mugabe que ha sido acusado en reiteradas ocasiones de perpetrar graves violaciones de los derechos humanos. Recientemente EEUU y la UE han renovado sus sanciones al Gobierno y hace escasos meses fue expulsado de la Commonwealth.

Esta situación está provocando también importantes repercusiones regionales. Durante los últimos años más de un millón de personas se han visto forzadas a desplazarse a los países vecinos, especialmente a Botswana y Sudáfrica, país este último que está deportando a 1.000 zimbabwenses por semana.

La crisis en Zimbabwe y el reciente estallido de la violencia en Haití, país que llevaba años sufriendo una situación similar, ponen de manifiesto la necesidad de potenciar las diplomacias de paz y consolidar la lógica preventiva frente a la reactiva. Por tanto, la Escola de Cultura de Pau solicita a la comunidad internacional que apoye las iniciativas de negociación encabezadas por Sudáfrica para intentar poner fin al conflicto político en Zimbabwe e iniciar un proceso de recuperación económica.

Unidad de Alerta (Escola de Cultura de Pau, UAB)

Email : alerta.escolapau@pangea.org

Web : www.pangea.org/unescopau