Artículo publicado en Rojo y Negro nº 387 de marzo

Esperanto, anarquismo y movimiento obrero (2ª parte)

En 1907, se celebró en Ámsterdam el primer congreso internacional propiamente anarquista, treinta y cinco años después de la expulsión de Bakunin y sus partidarios del V Congreso de la Primera Internacional celebrado en La Haya en 1872. En las diecisiete sesiones del congreso se abordaron numerosas cuestiones sobre organización del anarquismo (así como sobre las relaciones entre anarquismo y sindicalismo) y se creó una nueva Internacional Libertaria. Como último punto del congreso se abordó la propuesta de resolución del anarquista y antimilitarista belga Émile Chapelier, que había sido firmada también por Malatesta —que había aprendido esperanto durante su estancia en Londres— y Rogdáyev.
La propuesta decía lo siguiente:
“El Congreso Comunista-Anarquista Internacional de Ámsterdam, considerando:
1. que la multiplicidad de las lenguas erige fronteras intelectuales y morales y, por consiguiente, constituye un obstáculo a la propagación de las ideas revolucionarias;
2. que en el transcurso mismo de los debates se ha constatado que las dificultades y las inexactitudes fatales de traducción nos han hecho perder al menos tres cuartas partes de nuestro tiempo;
3. que el uso de una lengua común facilitaría el intercambio de comunicaciones de la Internacional Libertaria.
4. que ninguna lengua viva reúne las condiciones necesarias de neutralidad, facilidad y flexibilidad.
5. que, de todas las lenguas artificiales, el esperanto es la única que se ha utilizado seriamente y que parece estar llamada al éxito.
Expresa su deseo de que todos los anarquistas o al menos todos los militantes estudien esperanto y que en un futuro próximo nuestros congresos internacionales puedan celebrarse en la lengua internacional”.
Sin embargo, Amédée Dunois, con el apoyo de Henri Fuss, se opuso a esta resolución: «No estamos capacitados, ni los unos ni los otros, para juzgar el valor del esperanto. No somos lingüistas». Dunois propuso que el Congreso se limitara a recomendar a todos los camaradas el estudio y la práctica de al menos una lengua viva. Chapelier intentó exponer un informe en el que había reunido todos los argumentos favorables al esperanto, pero Errico Malatesta afirmó que no podía pedirse al Congreso que votara una moción que no se hubiera discutido con anterioridad y sobre la cual no todos estaban de acuerdo. A continuación, Malatesta sometió a votación la siguiente propuesta:
“El Congreso, pese a reconocer la utilidad de un medio internacional de comunicación, se declara incompetente para juzgar la lengua internacional propuesta (el esperanto). El Congreso expresa su deseo de que los camaradas puedan seguir estudiando el problema de una lengua internacional”.
La propuesta fue aprobada sin dificultad e intervino la presidenta del Congreso, Emma Goldman, que enseguida cedió la palabra a Malatesta para que éste hiciera una última alocución en la que declaró que el congreso había «exhortado a los compañeros que hasta ahora luchaban aislados a darse las manos por encima de las fronteras para marchar juntos hacia el porvenir anarquista».
En 1912, el X Congreso de la organización sindical francesa CGT (Confédération Générale du Travail) aprobó una moción en favor del esperanto: “invita a los trabajadores, especialmente a los activistas, a aprender y difundir este idioma indispensable que presta y que está llamado a prestar grandes servicios al proletariado mundial y que llegará así, y sobre todo más rápido, a la meta que todos nosotros perseguimos para la desaparición de las fronteras que nos separan”.
En Alemania se usó mucho el esperanto en el movimiento obrero, sobre todo entre 1920 y 1933. En agosto de 1932 la Asociación Obrera Esperantista Alemana tenía 4.000 miembros —por algo gustaban llamar al esperanto el latín de los obreros—. El movimiento obrero esperantista desarrolló intercambios internacionales de forma multilateral: «Los obreros esperantistas pertenecían normalmente a los partidos y a los movimientos culturales y sociopolíticos de entonces. Consideraron como propia la tarea de la utilización de la lengua internacional esperanto en el ámbito internacional según el sentido de sus respectivas organizaciones (…) Con ocasión de las olimpiadas obreras, el esperanto desempeñó un importante papel como recurso de intercomunicación de pueblos de diferentes lenguas. Aparte de eso, el esperanto estaba a disposición de las asociaciones culturales de todas las tendencias políticas y sindicales del movimiento obrero, como por ejemplo las Arbeiter-Turn-und-Sportbund [Liga Deportista y Gimnástica Obrera], la Arbeiter-Samariter-Bund [Liga Samaritana Obrera] (…) y muchas otras» (Illustrierte Geschichte der Arbeiter-Esperanto-Bewegung, p. 66).

Jesús González


Fuente: Rojo y Negro