El filme llega hoy a la Sección Oficial del Festival de San Sebastián
Antes de triunfar en la comedia, Javier Fesser ya tenía en mente la historia de la canonización de Alexia, la hija de una familia perteneciente al Opus Dei que falleció a los 14 años y que inspira Camino, un filme con el que "no hace un diagnóstico, sino una radiografía", afirma el director.
El filme llega hoy a la Sección Oficial del Festival de San Sebastián

Antes de triunfar en la comedia, Javier Fesser ya tenía en mente la historia de la canonización de Alexia, la hija de una familia perteneciente al Opus Dei que falleció a los 14 años y que inspira Camino, un filme con el que «no hace un diagnóstico, sino una radiografía», afirma el director.

Fesser proyecta hoy Camino dentro de la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián -la película llegará a la salas españolas el próximo 17 de octubre- y en ella narra el despertar al amor de una niña que se enfrenta a la vez a la muerte, con hechos que se basan, aunque no reproducen, en la historia real de Alexia González-Barros, fallecida en 1985. «Camino’ no es Alexia, aunque está dedicada a ella como la persona extraordinaria que fue», matiza Javier Fesser, quien se ha sumergido en una extensa labor de investigación para reflejar una realidad ajena y «comprender cosas que se hacían muy lejanas» en esta película protagonizada por Carmen Elías, Nerea Camacho y Manuela Vellés.

Fesser proyecta hoy Camino dentro de la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián -la película llegará a la salas españolas el próximo 17 de octubre- y en ella narra el despertar al amor de una niña que se enfrenta a la vez a la muerte, con hechos que se basan, aunque no reproducen, en la historia real de Alexia González-Barros, fallecida en 1985. «Camino’ no es Alexia, aunque está dedicada a ella como la persona extraordinaria que fue», matiza Javier Fesser, quien se ha sumergido en una extensa labor de investigación para reflejar una realidad ajena y «comprender cosas que se hacían muy lejanas» en esta película protagonizada por Carmen Elías, Nerea Camacho y Manuela Vellés.

La eterna dicotomía entre fe y razón sustenta esta cinta, en la que el director de El milagro de P. Tinto intercala un ambiente familiar sobrio y marcado por la educación religiosa con el reducto onírico en el que se refugia la joven protagonista, encarnada por Nerea Camacho, la escogida por Fesser entre una selección de más de 500 aspirantes por su «talento arrollador e innato». Una ambición visual hecha de «múltiples e inconscientes referentes estéticos» es el instrumento escogido por Fesser para crear este mundo de los sueños con el que representar «cómo una niña puede enfrentarse a sentimientos complejos sin la madurez necesaria y, en este caso concreto, sin la libertad moral para expresarlos».

En la película se muestra «de un modo explícito y directo el contraste entre la salud del cuerpo y la salud del alma», nacido a partir la dolorosa enfermedad de Camino, nombre que también pertenece al libro de referencia para los seguidores del Opus Dei que escribió su fundador José María Escrivá de Balaguer en 1939. Aunque esté concebido como «una historia de amor con un componente religioso que condiciona su naturaleza», el retrato de esta familia muestra prácticas y creencias asociadas al Opus Dei. Fesser tiene «la absoluta convicción de que nada de lo mostrado va a disgustar al Opus Dei, y si así fuera no sería por culpa de esta película», la única crítica posible a la organización desde su punto de vista es que «considere haber encontrado la verdad y se empeñe en venderla».

«He mostrado argumentos de todas las posturas ya que mi opinión al respecto no interesa a nadie ni me interesa a mí mismo como autor», asegura el director, que en un momento del guión que ha escrito muestra cierto «aprovechamiento de un dolor que no se puede reparar y que no es provocado, pero que utiliza para otro tipo intereses. No corresponde a la película decir si esos intereses son saludables o no». Porque en Camino no hay «crítica ni burla», asevera el director, quien comprende que «cuando se ve el dolor como algo redentor, algo que te hace sentir privilegiado, es fácil encontrar la parte sobrenatural en ello, aunque la grandeza de Camino esté en su naturalidad a la hora de enfrentar la muerte», concluye.


Fuente: EFE