Artículo publicado en RyN nº 379 de junio.

El Movimiento Libertario –a través de las organizaciones anarcosindicalistas CNT, Solidaridad Obrera y CGT, junto con el Ateneo Libertario de Carabanchel y el Ateneo Libertario de Lavapiés– homenajeó al compañero anarcosindicalista Melchor Rodríguez García el 19 y 20 de mayo en Madrid. Rodríguez fue el último alcalde de la II República en la ciudad, hasta la caída en manos de los militares franquistas. Sevillano de nacimiento, en 1893, hijo de María García e Isidoro Rodríguez, del barrio de Triana, quedó huérfano de padre siendo niño, al morir en un accidente en los muelles del Guadalquivir.
Trabajador desde los 10 años, como aprendiz de ebanistería en Sevilla y luego chapista, evolucionó hacia el anarquismo dentro del sindicato de la madera y con esto, comenzó su lucha y a la vez la represión y el paso por las cárceles. Melchor llega a Madrid en 1920, ingresó en la CNT, donde tuvo maestros tan importantes como el médico Pedro Vallina –que estando de guardia le atendió de una cogida como espontáneo en la plaza de Sevilla, Paulino Díez y Manuel Pérez. Fue miembro fundador –carnet número 4 de la federación del centro, de la Federación Anarquista Ibérica, en 1927. La FAI agrupaba en su seno diferentes corrientes y afinidades. Junto con él, en el grupo “Los Libertos” se agruparon hombres como Feliciano Benito, Celedonio Pérez, Francisco Trigo, Salvador Canorea, Manuel López, Santiago Canales, Francisco Tortosa, Luis Jiménez, a los que se incorporó el asturiano Avelino González Mallada a partir de 1931.
Se casó con Francisca Muñoz, bailaora amiga de Pastora Imperio. Melchor trabajó en garajes y se empezó a luchar en los conflictos sindicales. Empezó su desfile por las cárceles –hasta 34 veces estuvo preso con la monarquía, la república y la dictadura franquista– que hará que su misión vital sea luchar por los presos políticos y sociales. También “las ideas” serán parte fundamental en su vida –llegará a ser presidente del Ateneo de divulgación social–, empeño en el que se formará leyendo y escribiendo por las noches. Si su fama de preso decano se conocía en el mundo sindical madrileño, comenzó también a conocerse su faceta de articulista polémico. Además de los discursos y los mítines, escribía poemas. Publicaba con frecuencia en CNT, La Tierra, Solidaridad Obrera, Campo Libre y Castilla Libre. Cada año daba las cifras de los muertos por la represión republicana.
En abril de 1931 todo pareció cambiar. Melchor, como muchos de los obreros de su barrio, acudió a la Puerta del Sol el 14 de abril, con la esperanza de un nuevo tiempo de Libertad, Igualdad y Justicia. Pronto el nuevo régimen defraudó las expectativas de los sindicatos obreros. Huelgas y conflictos se recrudecieron por todos lados en esos primeros años. Es en enero de 1933, con la matanza de Casas Viejas, Cádiz, una de las fechas cruciales en la historia de la II República española, cuando llegó la desesperanza obrera y el triunfo de las derechas en las elecciones de noviembre de 1933. Como responsable del comité Pro-presos de CNT, Melchor viaja a Sevilla y Cádiz para hablar con María Cruz Silva, la única que logró salir, junto con un primo, de la matanza de la cabaña de Seisdedos, su abuelo y quien había inculcado el anarquismo en el pueblo. En noviembre, María es liberada y participará en un gran acto en Madrid presentado por Melchor, ante miles de personas que abarrotan el cine Europa y las calles próximas. Vestida de negro, la Libertaria no puede acabar debido a la emoción y Melchor tiene que terminar de leer sus cuartillas. Ya en 1936, con la victoria electoral del Frente Popular, llega la rebelión militar en julio. CNT y el pueblo, combaten el golpe. Melchor se moviliza por todo Madrid, mas a diferencia de muchos en aquella hora, no odia. No es raro pues Melchor y su anarquismo humanista, viene de un mundo donde hombres y mujeres han estado creando durante décadas el germen de aquella nueva sociedad para construir el mundo nuevo que llevan en sus corazones.
Durante la primera parte del conflicto armado, fue nombrado responsable de prisiones, por el ministro de la CNT Juan García Oliver, entre noviembre de 1936 y marzo de 1937. En aquellos primeros meses, de julio a octubre, salvó a centenares de personas de una muerte segura ofreciéndoles salvoconductos firmados y refugio en la locura desatada de aquellos días. Se apoyó en los miembros el grupo “Los Libertos”, como Celedonio Pérez, que bajo el mandato de Melchor fue el director político de la Prisión de San Antón.
Comúnmente apodado el Ángel Rojo, que le dieron los presos, fue un anarquista que prefería «morir por las ideas, más nunca matar por ellas». Desde su puesto de responsabilidad, con sus ideas a favor de un anarquismo humanista, salvó la vida de numerosos enemigos políticos. Entre otros, personajes tan trágicos en la historia del franquismo como Serrano Suñer, Muñoz Grandes, los hermanos Luca de Tena, Raimundo Fernández Cuesta y Martín Artajo. El 6 de diciembre de 1936 protagonizó un hecho por el que pasará a la historia de la Guerra Civil. Ese día, y durante horas, en la Cárcel de Alcalá de Henares, luchó solo y armado de su palabra, contra una muchedumbre furiosa que pretendía tomarse la justicia por su mano tras un bombardeo de los rebeldes que había producido varios muertos y heridos.
Nombrado concejal del Ayuntamiento de Madrid en los últimos días de la guerra por la Federación Anarquista Ibérica (FAI), fue el alcalde de facto, al hacer entrega del consistorio a las tropas golpistas, a finales de marzo de 1939. Sometido a dos consejos de guerra que pedían para él la pena de muerte, fue finalmente condenado a veinte años de prisión. Cumplió parte de la condena y fue amnistiado, aunque siguió su militancia libertaria, que le llevó a prisión varias veces. Murió en Madrid el 14 de febrero de 1972, siendo el único caso en España de una persona enterrada con la bandera anarquista rojinegra durante el régimen autoritario de Franco.
El Ayuntamiento de Madrid en 2017 aprobó reconocerle con una placa en la que fue su casa y en 2023 con la medalla de honor municipal a título póstumo. Con la programación de estos actos de homenaje, el Movimiento Libertario continúa reivindicando la figura de las personas que en lucha por la transformación y la justicia social dejaron su sangre y su sudor en favor de La Idea libertaria. Por un mundo justo, libre y fraternal entre todos los pueblos libres que conforman nuestro planeta Tierra.

Joan Pinyana Mormeneo
Memoria Libertaria CGT

 


Fuente: Rojo y Negro