La organización del trabajo en una empresa, además de ser una de las claves para su éxito o fracaso, es un asunto delicado y complejo que debe conjugar las condiciones de la empresa y las capacidades, necesidades, cultura y situación personal del trabajador o trabajadora. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales considera que la organización del trabajo forma parte de las condiciones que influyen en la salud y seguridad de las personas trabajadoras, entre otros mecanismos, a través de la exposición nociva a los riesgos psicosociales.

Esta consideración reconoce que una deficiente organización del trabajo es perjudicial para la salud de las trabajadoras y trabajadores, causando estrés y respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales precursoras de enfermedades. El estrés y el malestar físico y psíquico que sufren muchas personas trabajadoras son resultado de una mala organización del trabajo y no de un problema individual, de personalidad o que responda a circunstancias personales o familiares.

Esta consideración reconoce que una deficiente organización del trabajo es perjudicial para la salud de las trabajadoras y trabajadores, causando estrés y respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales precursoras de enfermedades. El estrés y el malestar físico y psíquico que sufren muchas personas trabajadoras son resultado de una mala organización del trabajo y no de un problema individual, de personalidad o que responda a circunstancias personales o familiares. Por ello, las características de la organización del trabajo deben ser evaluadas, controladas y modificadas si generan riesgos, con métodos avalados por estudios científicos.

En la actividad laboral vivimos múltiples y simultáneas situaciones negativas: exceso de exigencias psicológicas como trabajar rápido, de forma aislada o irregular, tomar decisiones difíciles y sin tiempo de análisis; tareas que requieren callarse la opinión, no posibilitan aplicar habilidades y conocimientos ni permiten autonomía en la forma de realizarse; cuando sentimos la falta de influencia, de reconocimiento, de apoyo o de desarrollo y no encontramos sentido al trabajo; con las funciones ambiguamente o mal definidas, sin la información ni la formación adecuada y a tiempo; cuando se provoca la inseguridad contractual, se dan cambios de puesto o servicio contra nuestra voluntad o no podemos adaptar el horario a las necesidades familiares y la empresa impide compatibilizar la vida personal y laboral, aunque dispone de herramientas y normativa para la conciliación…

Es entonces cuando la individualidad, el carácter y las condiciones psicofísicas de cada cual, su trayectoria vital y los procesos adaptativos y de gestión anímica que haya sido capaz de adquirir, serán vitales para enfrentarse y superar el trance. Sobre estos elementos privativos de cada persona apenas tienen capacidad de actuación las empresas, ya que las Evaluaciones de Riesgos Psicosociales atienden al principio de prevención en el origen, apuntan al origen de los problemas, a las características de la organización del trabajo y no a las de las personas. Así, lo que queda en manos del empleador debe hacerse con toda la rigurosidad posible, algo que no sucede hoy en Telefónica, que dilata premeditadamente la ejecución de estas evaluaciones y la puesta en marcha de los cambios que exijan sus resultados hasta que llega la multa de la Inspección de Trabajo.

No parece que la empresa actúe para evitar el deterioro del clima laboral -que tanto dice valorar- y los dramas personales derivados de la organización del trabajo entre su plantilla cuando, a la elevada carga de trabajo, las malas herramientas y la desmedida presión de los mandos, añade el intento de sustituir las Evaluaciones de Riesgos Psicosociales por las encuestas de clima laboral, suspende el teletrabajo y la movilidad sin discriminar perfiles profesionales o establece unilateralmente una hora máxima de entrada, cuando la normativa laboral vigente permite un horario flexible con cómputo semanal. Anteponer la paranoica y desconfiada idea de alguien a las normas de aplicación y a la pura lógica, en lugar de formar a la dirección en seguridad y salud, interiorizando y haciendo propia la necesidad de realizar las evaluaciones necesarias, porque el empleo sin riesgos es nuestro derecho y, además, más productivo para el negocio.

La presión y la mala organización MATAN! Sus beneficios llenan nuestros ataudes!

Texto extraído: www.cgtandalucia.org/Riesgos-psicosociales-y-Telefonica


Fuente: CGT- Telefónica Málaga