Entrevista a Antonio Somoza : "los sindicatos deben recuperar su origen obrero e independiente"
Independencia. Este principio ha hecho posible que CGT sea actualmente el tercer sindicato a nivel estatal y provincial tanto por número de afiliados (5.000 en la provincia) como de delegados. Pero su nuevo secretario general en Málaga, Antonio Somoza (Beasain, 1958) aún apunta otra clave, que lo ha convertido en punto de encuentro de activistas desencantados de otras formaciones : la toma de decisiones sigue siendo potestad de las bases. Fiel a su origen.
Entrevista a Antonio Somoza : «los sindicatos deben recuperar su origen obrero e independiente»

Independencia. Este principio ha hecho posible que CGT sea actualmente el tercer sindicato a nivel estatal y provincial tanto por número de afiliados (5.000 en la provincia) como de delegados. Pero su nuevo secretario general en Málaga, Antonio Somoza (Beasain, 1958) aún apunta otra clave, que lo ha convertido en punto de encuentro de activistas desencantados de otras formaciones : la toma de decisiones sigue siendo potestad de las bases. Fiel a su origen.

¿Qué opinión le merece el panorama sindical actual ?

Los sindicatos deben recuperar su origen, como agrupación de obreros para defender sus derechos. La sociedad se ha acostumbrado a delegar, y estas formaciones asumen esta labor. Sé que nadamos contra corriente, pero es básico que los trabajadores tomen conciencia de sus problemas y se movilicen para resolverlos. Cuando la toma de decisiones se aleja de quien los sufre aumentan las posibilidades de manipulación. Los intereses creados en otros sindicatos hipotecan las decisiones y hacen que se alejen de los problemas reales.

Son la tercera organización en importancia de Málaga con 5.000 afiliados. ¿Qué diferencia a CGT de otras formaciones ?

El éxito de CGT se basa en la independencia. Las bases, mediante las asambleas, son el órgano máximo de decisión. Esta manera de proceder ha hecho que se acerquen antiguos miembros de otros colectivos, desencantados y que buscan espacios más adecuados de sindicalismo.

Es usted el nuevo secretario general de la Federación Provincial de Málaga ¿Qué implicaciones tiene este cargo ?

El secretario tiene un papel distinto al de otras formaciones, pues la toma de decisiones corresponde a las bases. Tiene la labor de hacer cumplir los acuerdos, y la de difundir a todas las secciones las campañas generales de la organización, por ejemplo, de apoyo a la educación pública y laica y contra la reforma del mercado laboral, entre otras. Es un papel menos ejecutivo que en otros sindicatos.

¿Con qué objetivos asume esta responsabilidad ?

El primero, el asentamiento como tercer sindicato en extensión en la provincia. Actualmente sólo tenemos sede en la capital, lo que supone un problema para los afiliados de la provincia. Queremos crear oficinas en las cabeceras de comarca para facilitar la participación y la asistencia jurídica y sindical. También pretendemos visualizar la existencia de la formación en la sociedad y seguir creciendo en sectores donde tradicionalmente está muy asentado, como el transporte, en especial de viajeros por carretera.

¿Cuáles son los grandes debates laborales a que se enfrentará la provincia en los próximos años ?

El gran reto a que se enfrenta la provincia es la sobreexplotación inmobiliaria. El ritmo actual en la construcción no es sostenible, y debería frenarse, soltar presión antes de que el globo explote. Es necesaria una rebaja controlada de la actividad antes de que caiga en picado y se puedan reconvertir los empleos de la construcción en otros de servicio a los residentes. Pero a este ritmo nadie querrá venir aquí. Estamos poniendo en riesgo nuestro futuro como destino turístico. Relacionado con la cuestión anterior está el debate de los riesgos laborales, con cifras escandalosas de víctimas, fruto de la subcontratación y del trabajo a destajo. No se toma con seriedad el problema.

La deslocalización de la producción hacia los países subdesarrollados es otro de los retos de los sindicatos…

El Gobierno debe aplicar un ’dumping’ social, esto es, la limitación a la importación de productos fabricados sin las mínimas garantías laborales. Muchas empresas sólo pretenden producir a precios del siglo XIX y vender a los del XXI. Pero a este paso no sé quién los va a comprar. La única opción es la voluntad política de regular estas prácticas.


Fuente: Terra